Ir al contenido principal

La Ira de Dios-J. I. Packer

La palabra "ira" puede definirse como "enojo e indignación intensa y profunda". El "enojo" se define como "el desagrado, el resentimiento, y el profundo antagonismo que se experimenta ante la presencia de los daños ocasionados o los insultos"; la "indignación" es "el enojo justo que producen la injusticia y la bajeza". Tal es la ira. Y la ira, nos informa la Biblia, es un atributo de Dios.

La costumbre moderna en toda la iglesia cristiana es la de restarle importancia a este tema. Los que todavía creen en la ira de Dios (porque no todos creen) hablan poco de ella; tal vez no le den mayor importancia. A un mundo que se ha vendido descaradamente a los dioses de la codicia, el orgullo, el sexo, y la autodeterminación, la iglesia le sigue hablando desganadamente acerca de la bondad de Dios, pero no le dice nada virtualmente sobre el juicio. ¿Cuántas veces en los doce meses transcurridos ha oído el lector un sermón sobre la ira de Dios? ¿O cuántas veces, si se trata de un ministro del evangelio, ha predicado sobre el tema? Me pregunto cuánto tiempo hace que algún cristiano ha encarado el tema en programas de radio o televisión, o en alguno de esos breves sermones de media columna que aparecen en algunos diarios y revistas. (Y si alguien lo hiciese, me pregunto cuánto tiempo pasaría antes que le volviese a pedir que hable o escriba.) El hecho es que el tema de la ira divina se ha convertido en un tabú en la sociedad moderna; y en general los cristianos han aceptado el tabú y se han acomodado de tal modo que jamás mencionan la cuestión.


Haremos bien en preguntamos si está bien que así sea; porque la Biblia obra de modo muy diferente. Es fácil imaginar que el tema del juicio divino no deba haber sido nunca muy popular, y, sin embargo, los escritores bíblicos se refieren al mismo constantemente. Una de las cosas más notables sobre la Biblia es el vigor con que ambos testamentos destacan la realidad y el terror de la ira de Dios. "Una mirada a la concordancia nos revelará que en las Escrituras hay más referencias al enojo y al furor y la ira de Dios, que a su amor y su benevolencia" (A. W. Pink, The Attributes of God, p. 75/Los atributos de Dios, Lima, Perú, El Estandarte de la Verdad, 1971, pp. 101-102).

La Biblia elabora el concepto de que así como Dios es bueno con los que confían en él, también es terrible para con aquellos que no lo hacen. "Jehová es Dios celoso y vengador; Jehová es vengador y lleno de indignación; se venga de sus adversarios, y guarda enojo para sus enemigos. Jehová es tardo para la ira y grande en poder, y no tendrá por inocente al culpable... ¿Quién permanecerá delante de su ira? ¿Y quién quedará en pie en el ardor de su enojo? Su ira se derrama como fuego, y por él se hienden las peñas. -Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían. Mas... tinieblas perseguirán a sus enemigos ('a sus enemigos persigue hasta en las tinieblas', BJ)" (Nah. 1: 2-8).

La esperanza de Pablo de que el Señor Jesús aparecerá un día "en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo, los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder cuando venga en aquel día para ser glorificado en sus santos" (II Tes. 1: 8ss), es indicación suficiente de que lo que destacaba Nahum no es peculiar al Antiguo Testamento. En efecto, en todo el Nuevo Testamento "la ira de Dios", "la ira", o simplemente "ira", constituyen virtualmente términos técnicos para expresar la acometida de Dios con fines retributivos, por cualquier medio, contra los que lo han desafiado (véase Rom. 1:18; 2:5;5:9; 12:19; 13:48; 1 Tes. 1:10; 2:16; 5:9; Apo. 6:16s; 16:19; Luc. 21:22-24; etc.).

La Biblia tampoco se limita a dar a conocer la ira de Dios mediante afirmaciones generales como las que hemos citado. La historia bíblica, tal como la vimos en el capítulo anterior, proclama vivamente la severidad, tanto como la bondad, de Dios. En el mismo sentido en que podría llamarse al Progreso del peregrino un libro sobre los caminos al infierno, la Biblia podría llamarse el libro de la ira de Dios, porque está llena de descripciones de castigo divino, desde la maldición y el destierro de Adán y Eva en Génesis 3 hasta la caída de "Babilonia" y los grandes juicios de Apocalipsis 17, 18,20.

Es evidente que los escritores bíblicos no sentían inhibición alguna al encarar el tema de la ira de Dios. ¿Por qué, entonces, hemos de tenerla nosotros? ¿Por qué, si la Biblia la proclama, hemos de sentimos nosotros obligados a guardar silencio? ¿Qué es lo que nos hace sentir incómodos y avergonzados cuando surge el tema, y qué nos lleva a suavizado e, incluso, a eludirlo, cuando se nos pregunta sobre el mismo? ¿Cuál es la causa de nuestros titubeos y dificultades? No estamos pensando ahora en aquellos que rechazan la idea de la ira divina simplemente porque no están preparados para tomar en serio ninguna parte de la fe bíblica. Estamos pensando, más bien, en los muchos que consideran que están "adentro", que tienen creencias firmes, que creen firmemente en el amor y la misericordia de Dios, y en la obra redentora del Señor Jesucristo, y que siguen fielmente las enseñanzas de las Escrituras en otros aspectos, pero que vacilan cuando se trata del asunto que nos ocupa aquí. ¿Qué es realmente lo que falla aquí?

J.I. Packer. Hacia el conocimiento de Dios. Logoi, 1975, pp. 93-94.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Diez Principios Poderosos para el Servicio Cristiano

1. El Fundamento del Ministerio es el Carácter 2. La Naturaleza del Ministerio es el Servicio 3. El Motivo del Ministerio es el Amor 4. La Medida del Ministerio es el Sacrificio 5. La Autoridad del Ministerio es la Sumisión 6. El Propósito del Ministerio es la Gloria de Dios 7. Las Herramientas del Ministerio son la Palabra de Dios y la Oración 8. El Privilegio del Ministerio es el Crecimiento 9. El Poder del Ministerio es el Espíritu Santo 10. El Modelo del Ministerio es Jesucristo Si estás sirviendo en algún ministerio dentro de la vida de la iglesia local, debes considerar seriamente estos diez principios bíblicos. Tomado de: Warren & David Wiersbe. Ten Power Principles for Christian Service. 1997.

Domini Sumus

Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios. (LBLA) El gran reformador Martín Lutero viajaba a pie muy a menudo. En cierta ocasión pidió alojamiento en una rústica casa de campesinos. Sin saber quién era, lo recibieron bien y lo trataron tan bien como pudieron. Al saber quién era rehusaron toda paga, pero le pidieron encarecidamente que se acordara de ellos en sus oraciones y que escribiera con tinta encarnada en su pared alguna inscripción de recuerdo. Prometió hacerlo y escribió: Domini Sumus. El campesino le preguntó qué significaban aquellas palabras, y Lutero explicó que tenían doble sentido. —Significan —dijo—, “Somos del Señor”, pero pueden también significar: “Somos señores”. Lo uno entra en lo otro: siendo propiedad del Señor Jesucristo a gran precio adquirida, no debemos ser esclavos de Satanás ni de hombre sino señores verdaderamente libres que no sirven al pecado sino al Señor Jesús.

ADHD/ADD: ¿Cuál es el resultado del ADD?-Bill Shannon

INTRODUCCIÓN   El ADD fue originalmente llamado Disfunción ó daño Cerebral Mínimo.  Las indicaciones son que el doctor Charles Bradley en los años treinta (1930) fue el primero que usó drogas psicoactivas para controlar la hiperactividad.  El administró Bencedrina (un estimulante) para ayudar a calmar la hiperactividad del niño. En los 60s llamado-Hiperactividad y el primer uso de Ritalin. En los 70s- llamado ADD (Atention Deficit Disorder) En los 80s-se le nombró ADHD (La Asociación Americana de Psiquiatría oficialmente le llamo al ADD como un desorden). En los 90s-se le llamó ADHD-con inatención ó ADHD-con Hiperactividad ó ADHD ambas. La revista Forbes reporta que los padres buscan conseguir que sus hijos sean clasificados como teniendo ADD para ayudarles a mantener un nivel competitivo en la escuela y en la vida.  Un diagnostico de ADD califica a los estudiantes para tomar más tiempo en los exámenes SAT, LSAT Y MCAT.  Los padres pueden recibir apoyos de Seguridad Social (SSI) por