Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad. Juan 1:14 La Trinidad y la Encarnación van a la par. La doctrina de la Trinidad afirma que el hombre llamado Jesús es verdaderamente divino; la de la Encarnación afirma que el Jesús divino es verdaderamente humano. Juntas, proclaman la realidad plena del Salvador que presenta el Nuevo Testamento, que vino desde junto al Padre, cumpliendo la voluntad de éste, para convertirse en el sustituto de los pecadores en la cruz (Mateo 20:28; 26:36–46; Juan 1:29; 3:13–17; Romanos 5:8; 8:32; 2 Corintios 5:19–21; 8:9; Filipenses 2:5–8).