Era un agradable día fresco de otoño. A pesar de la ligera lluvia que caía, era un día festivo – de la Pennsylvania occidental del tiempo de vendimia – de regreso a clases. La banda tocaba. Cada grupo, desde los Futuros Agricultores de América hasta los Veteranos de las Guerras Extranjeras, marchaba a lo largo de la ruta del desfile. Estábamos con frío bajo nuestro paraguas, pero ¿quién podría perderse todo este entretenimiento acogedor? Al final del desfile se encontraba una compañía de jóvenes bastoneros de entre tres a cinco años. Uno que estaba cerca de la parte trasera captó mi atención. Parecía tener un poco menos de tres años. Su escaso traje exponía su cuerpo a los elementos. Estaba llorando. A medida que la compañía marchaba en la llovizna ella continuaba rompiendo la fila –corriendo hacia su madre. Su madre se mantenía empujándola de regreso a su lugar en la fila. Nunca olvidaré el sentido de desesperación y confusión en la mirada de esta pequeña mientras pasaba marchando a nuestro lado sollozando.
Las acciones de esta madre implicaban ciertas metas relacionadas con la crianza de los hijos. Podemos inferir que ella deseaba que su hija estuviera hermosa y solicitada. Ella sabía que no puedes comenzar demasiado joven para preparar a tu hijo para cumplir los sueños de tu niñez. Esto era importante para la mamá. No se necesita mucha imaginación para llenar la agenda de Mamá, o imaginar cómo pasó su niñez esta niña. No conozco a la madre en cuestión. No estoy seguro de sus metas específicas o cuán auto-consciente estaba ella de las cosas que la impulsaban a hacer sacrificios, a correr junto a la compañía, inclinarse, insistiéndole a su niña a que agarrara el bastón correctamente y se mantuviera dentro de la fila. Sí estoy seguro de esto: Ella tenía metas para su hija. Todos las tenemos. Hay objetivos que dirigen nuestras elecciones mientras criamos a nuestros hijos. Algunas personas pueden articular sus metas. Otras metas pueden implicarse por las decisiones que toman los padres.
Metas No Bíblicas
Los padres quieren que los niños sean exitosos para que les pueda “ir bien” y vivir vidas felices y confortables. Este deseo de éxito tiene una forma y una definición diferente para diferentes personas, pero todo padre quiere hijos exitosos y felices. Queremos que tengan vidas adultas llenas de oportunidades y libres de problemas. No importa cómo definamos el éxito lo deseamos para nuestros hijos. Estamos bien conscientes que su educación tiene mucho que ver con el éxito futuro. Hay una veintena de maneras como los padres tratan de producir este éxito. El ayudar a los padres a producir hijos exitosos es una industria en crecimiento. Los libros que pretenden mostrar el camino al éxito son innumerables. Se desarrollan y se venden programas. Los expertos en psicología, teología, educación, atletismo y motivación se han agotado ellos mismos y a sus audiencias. Miremos a las varias maneras en que los padres pueden preparar a sus hijos a ser exitosos.
Desarrollando Habilidades Especiales
Algunos padres hacen que sus hijos participen en una amplia gama de actividades. Los llevan a jugar béisbol, fútbol, hockey, a hacer gimnasia, a tomar clases de natación, clases de danza y lecciones de piano. Estas habilidades no son malas y pueden tener su lugar en las vidas de nuestros hijos. Pero, ¿es la medida del padre el número de actividades que se le proveen al niño? ¿Es la medida del niño el número de habilidades desarrolladas?
Aún si pudiese comprobarse que este frenético ritmo de actividad es beneficioso, ¿no tiene usted interés, como padre Cristiano, en los valores implicados y enseñados por los directores e instructores de estas actividades? ¿Tendrá la participación en estas actividades un contenido bíblico? ¿Recibirán sus hijos instrucción Bíblica sobre la auto-imagen fiel, el espíritu deportivo, la lealtad, la desenvoltura, la resistencia, la perseverancia, la amistad, la integridad, los derechos, la competición y el respeto a la autoridad?
Usted debe entender claramente qué es el éxito. ¿Dependerá el verdadero éxito de las habilidades que enseñan estas actividades? ¿Cuál es la definición Bíblica de éxito?
El Ajuste Psicológico
Otros padres se esfuerzan por metas más psicológicas. Impulsados por los vívidos recuerdos de su propia niñez, están preocupados por el ajuste psicológico de Memito y Susana. Los libros y las revistas consienten a estos padres. Promueven la psicología pop más reciente – todas confeccionadas para madres y padres inseguros. Estos gurúes prometen enseñarle cómo edificar la auto-estima en sus hijos. ¿Ha notado usted que ningún libro promete ayudar a producir niños que estiman a otros?
¿Cómo puede usted enseñarle a sus hijos a funcionar en el reino de Dios, donde es el siervo el que dirige, si les enseña cómo hacer que la gente en su mundo les sirva?
Algunos psicólogos para niños, apelando a su propio sentido de sentirse usado, ofrecen estrategias para enseñarles a sus hijos a ser efectivos con la gente (manipulación fácil). Otros expertos incluso, consintiendo su temor de sobreproteger a sus hijos, prometen niños que no se dejarán arruinar. Cada número del catálogo del club del libro del mes tiene sus ofertas de pop-psicología para niños.
Los padres los compran por millones, reverenciando a los expertos que les dicen qué clase de entrenamiento necesitan sus hijos. Esta es la pregunta que usted debe hacerse: ¿Son válidas para los Cristianos estas metas psicológicas? ¿Qué pasajes de la Escritura le dirigen hacia estas metas?
Niños Salvos
He conocido a muchos padres cuya preocupación es hacer que sus hijos sean salvos. Se enfocan en hacer que su hijo ore “la oración del pecador.” Quieren que le pida a Jesús que entre a su corazón. Llevan a Juanito a las funciones del Compañerismo para el Evangelismo de los Niños, a los Clubes de Buenas Nuevas, a los campamentos de verano o a cualquier otro lugar donde alguien los dirigirá hacia la decisión de confiar en Cristo.
Piensan que si su niño se salva se van a resolver todos los problemas de la vida. Algunas veces los padres piensan de esta manera porque en su propia experiencia el ser hechos salvos marcó un hito espiritual. Quieren que su hijo también tenga esa experiencia. Este es un asunto sensible que debe ser suavizado por dos hechos: 1) Usted nunca puede saber con absoluta certeza si su hijo es salvo. Muchos textos como el pasaje de “Señor, Señor” al final del Sermón del Monte (Mateo 7:21-23) indica que la fe falsa puede llevar a alguien por un largo camino. Incluso el corazón puede engañarse a sí mismo. De esta manera, la Biblia advierte sobre los peligros de ser auto-engañado y le exhorta a probarse usted mismo para ver si está en la fe. 2) La profesión de fe de un niño en Cristo no cambia los asuntos básicos de la crianza de los niños. Las metas de los padres son las mismas. Las cosas a las que el niño es llamado son las mismas. Él necesita el mismo entrenamiento que necesitaba antes. Tendrá tiempos de ternura y tiempos de frialdad espiritual. La tarea de los padres no cambia cuando el niño toma una decisión.
Hay muchos pasajes que enseñan la necesidad de pastoreo, entrenamiento, instrucción y disciplina para sus hijos. Ninguno de estos pasajes tiene como su centro el lograr que un niño ore la “oración del pecador.”
La Adoración en Familia
Algunos padres están convencidos de que la familia que ora unida permanece unida, así que determinan tener tiempos diarios de lectura de la Biblia. Cada miembro de la familia debe estar presente. Son conscientes de la necesidad de tener devociones diarias. Pero, tan valiosa como es la adoración en familia, no es sustituta de la verdadera espiritualidad.
Conozco una familia que nunca falló en la adoración en familia. Leían la Biblia y oraban todos los días. Pero, en la vida y los valores familiares no había conexión entre la rutina de la adoración en familia y la vida.
Aunque la adoración en familia es valiosa, la adoración familiar de la familia antes descrita reflejaba una espiritualidad defectuosa.
Niños Bien Portados
Algunos sucumben ante la presión de criar niños bien portados. Les ayudamos a desarrollar la compostura. Les enseñamos a comportarse. Queremos niños que tengan elegancia social. Queremos que sean capaces de hacer que las visitas se sientan cómodas. Queremos que sean capaces de responder con gracia bajo presión. Sabemos que estas destrezas son necesarias para ser exitosos en nuestro mundo. Nos complace ver estas gracias sociales en nuestros niños.
Soy un pastor que ha criado tres hijos. Ciertamente no estoy en contra de los niños bien portados. No obstante, tener niños bien portados no es una meta digna. Es un gran beneficio secundario de la crianza Bíblica, pero es una meta indigna en sí misma.
No puedes responderle a tu hijo para complacer a alguien más. Las tentaciones para hacer esto son numerosas. Todo padre ha enfrentado la presión de corregir a su hijo o hija porque otros lo han considerado apropiado. Quizás estaba usted con un grupo cuando el pequeño hizo o dijo algo que usted entendió y con lo cual se sintió cómodo, pero eso fue incuestionablemente malinterpretado por otros en la sala. Punzado por sus miradas de desaprobación, usted sintió la necesidad de corregirle por causa de otros. Si usted consiente, su enfoque en la crianza se vuelve la conducta. Esto oscurece el tratar Bíblicamente con el corazón del pequeño. El lado candente se vuelve lo que otros piensan más bien aquello que Dios piensa. La corrección paciente y piadosa es descartada por la presión urgente de cambiar la conducta. Si su meta son niños bien portados, estará abierto a cientos de tentaciones hacia la conveniencia.
¿Qué le pasa al niño que es entrenado para hacer todas las cosas apropiadas? Cuando el ser alguien con buenos modales se encuentra divorciado de las raíces Bíblicas del servicio, los modales se convierten en herramientas estilizadas de manipulación. Sus niños aprenden a influir sobre otros en una manera sutil pero profundamente auto-serviles. Algunos niños se vuelven manipuladores groseros de otros y despectivos con las personas menos pulidas. Otros, que ven a través de la farsa y la hipocresía, se convierten en rechazadores crasos y absolutos de las convenciones de la cultura. A fines de los 1960s y principios de los 1970s, cientos de jóvenes adultos rechazaron el protocolo en un intento por ser reales y desprovistos de farsas. Puede que la reacción resulte en un ataque contra los modales separados de las amarras Bíblicas de ser un siervo.
La Buena Educación
En mis años como administrador escolar he conocido a veintenas de padres cuya meta para sus hijos era una buena educación. Estos padres son compulsivos. Van a trabajar con Susanita durante horas cada noche. Estimulan y empujan, animan y advierten, no se detendrán ante nada para hacer que su hijo tenga éxito. Su meta es ver que su hijo alcance condecoraciones escolares y reconocimiento académico. Están persuadidos de que la educación produce éxito. Desdichadamente, cientos de personas desilusionadas y quebrantadas son gente completamente educada. Es posible ser alguien bien educado y todavía no entender la vida.
Control
Algunos padres no tienen, en lo absoluto, una meta noble: ellos simplemente quieren controlar a sus hijos. Estos padres quieren que sus hijos atiendan, que se comporten, que sean buenos, que sean agradables. Les recuerdan a sus hijos como eran las cosas cuando ellos eran más jóvenes. Frecuentemente emplean los métodos “probados y ciertos” de disciplina – cualquier cosa que sus padres hicieron y que parecía funcionar. Quieren hijos que sean manejables. Quieran que hagan lo correcto (cualquier cosa que lo sea en el momento). El núcleo del asunto es controlar a sus pequeños.
Pero, el control no está dirigido hacia objetivos específicos de desarrollo del carácter. El interés se centra en la conveniencia personal y en la apariencia pública.
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