En el siglo XVI, los reformadores declararon su entera confianza en lo que denominaron la "perspicuidad" de la Escritura. A lo que se referían con ese término técnico era a la claridad de las Escrituras. Afirmaban que la Biblia era clara y lúcida. Es lo suficientemente sencilla para que cualquier persona letrada pueda entender su mensaje básico . Esto no significa que todas las partes de la Biblia sean igualmente claras o que no haya en ella pasajes o secciones difíciles. Los laicos sin preparación en cuanto a las lenguas antiguas y los aspectos críticos de las exégesis pueden tener dificultad con algunas partes de la Escritura, pero el contenido esencial es lo suficientemente claro para ser entendido con facilidad. Lutero, por ejemplo, estaba convencido de que lo que era oscuro y difícil en una parte de la Escritura, se afirmaba con mayor claridad y sencillez en otras partes de la Escritura. Algunas partes de la Biblia son tan claras y sencillas que...
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